Teodora: ¿La Primera Feminista o la Emperatriz de las Orgias?

Teodora (501-548),  consideramos por muchos como la primera feminista de la historia, emperatriz bizantina esposa de Justiniano I. Gozó de gran popularidad y poder.

Hija de una familia circense, contrajo matrimonio con Justiniano I y se convirtió en emperatriz en el periodo de máximo esplendor del Imperio bizantino.

teodora-8242709

Gran legisladora, se encargó de dictar diversas leyes de corte feminista que protegieron ampliamente los derechos de la mujer.

  • De ella salió la primera ley del aborto que se conoce.
  • Mejoró la ley del matrimonio que daba máxima libertad incluso para cometer bigamia.
  • Protegió del castigo al adúltero o la adúltera.
  • Permitió el matrimonio libre entre clases sociales, razas o religiones.
  • Permitió que la mujer se pudiera divorciar libremente.
  • Prohibió la prostitución forzosa.
  • Instauró la pena de muerte por violación.
  • Reglamentó los burdeles para evitar abusos debiendo estar regentados por las propias mujeres.

Sobre esta poderosa mujer hay detalles oscuros de su vida relacionados sobre su intensa actividad sexual: se dice que, durante una fiesta, hizo el amor con los diez invitados y con los treinta criados que les servían.

Además era muy dada a utilizar animales en sus bacanales.  Ser amante de Teodora resultaba fatal. Si un joven la seducía, lo elevaba a una posición de riqueza y poder; pero el agraciado vivía poco.

Tan pronto como su pasión se concentraba en otro, el antiguo amante era acusado de sodomía, o de otra anormalidad.

Luego, se lo quitaban todo, y llegaba a ser despojado de sus ropas públicamente, siendo golpeado ferozmente y castrado. Uno de sus antiguos amantes, tras ser denunciado como homosexual, se refugió en un templo.

LEER  La Primera Mujer Piloto: Raymonde de la Roche

Teodora entró en el santuario, con sus guardias, ordenó que le rajasen el pene, y lo dejó sangrar hasta morir.

Curiosamente fue beatificada por la iglesia ortodoxa, ya que se arrepintió y llevó los últimos ocho años de su vida en un convento, guardando pureza corporal y espiritual.