Salvador Dalí

Se dice que, en Paris, el pintor Salvador Dalí visitó una casa de salud para enfermos mentales.

El director se los iba mostrando. Abría la puerta de una celda y decía: – “Este es Napoleón. -“Poco interesante”. Comentó displicente Dalí.

En otra celda, después: -“Este es el Padre Eterno”. -“Poco interesante”. Y así uno tras otro. Ninguno le interesaba. Hasta que al fin, al abrirse la puerta de una celda, vio un rostro prodigiosamente desorbitado, con los ojos saltones y el cabello en desorden genial. Y exclamó: -“¡Éste! ¡Éste! Este es un loco genial Se le nota enseguida. -“Pero señor Dalí, aquí no hay nadie. Observe usted que está ante el espejo de un armario.

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