Objetos Perdidos en la historia: La Sala de Ámbar

Hoy en día todavía existen muchos objetos perdidos a lo largo de la historia de la humanidad pero existen siete  que por su relevancia y fama son los más buscados a nivel mundial.

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La Sala de Ámbar

El nombre se debe a que sus paredes estaban recubiertas de ámbar, resina fósil del color de la miel. Fue un regalo que le hizo el rey de Prusia, Federico Guillermo I al zar Pedro I el Grande en 1.716.

A Rusia llegaron los paneles de ámbar listos para ser montados. En 1.755, la zarina Catalina II ordenó instalar la espectacular habitación en su palacio y, en 1757, añadió a la estancia cuatro mosaicos traídos de Florencia.

Cuando Catalina entró en la Sala de Ámbar quedó maravillada ante semejante belleza. Desde que la viera por primera vez en San Petersburgo había quedado prendada de ella y había deseado trasladarla completamente a su palacio en Tsarskoye Selo.

Setenta y seis soldados habían necesitado para trasladarla a cuestas, panel a panel, durante seis días. Y aún así, no habían sido suficientes como para cubrir toda la sala, por lo que los huecos en las paredes los habían rellenado con otros mosaicos y con espejo.

Además, los bajos de la Sala los habían tenido que pintar en el mismo color miel. Pero ahora, al fin, aquélla era su maravilla. La que todos considerarían desde entonces como la “Octava Maravilla del Mundo“.

El maestro italiano Rastrelli, arquitecto del Palacio de Invierno (Ermitage), fue a quien la zarina encargó dirigir los trabajos. Entre el mobiliario de la sala había una cómoda realizada por ebanistas berlineses en 1.711.

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Ese mueble y uno de los cuatro mosaicos, el denominado “Los sentidos del tacto y del olfato”, son las dos únicas piezas originales que se han conservado.

La habitación real fue saqueada por soldados de la Wehrmacht en 1.941 y llevada a un castillo de Königsberg, (actual territorio ruso de Kaliningrado). Desde allí, en 1945, fue trasladada a un lugar desconocido.

Aunque se recuperaron algunos objetos, no hay confirmación de la ubicación exacta de la sala.

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Objetos recuperados

La cómoda fue hallada por casualidad en 1.997, en el almacén del museo berlinés de artes aplicadas, y el mosaico apareció, aquel mismo año, cuando el hijo del soldado alemán que se apoderó de él, un tal Achtermann, se proponía venderlo por 5 millones de marcos.

Tras la contienda, Achtermann se llevó el mosaico a su casa y su hijo Herbert se lo encontró en el desván en 1978. Lo colgó en el recibidor y, 19 años más tarde, supo que lo que tenía en su casa era una valiosa y buscada obra de arte.

En mayo 2003, se terminó de reconstruir en su emplazamiento primigenio, es decir en el palacio de Catalina II de Tsárskoye Seló, (afueras de San Petersburgo), una réplica exacta del salón perdido.

Se emplearon seis toneladas de ámbar. Los trabajos comenzaron en 1979 y se utilizaron como modelo viejos dibujos y fotografías en blanco y negro. El conjunto está compuesto por un total de medio millón de piezas de ámbar. sala-de-ambar-6261295