El cementerio de Staglieno no es un cementerio cualquiera, creado en plena época de consolidación de la burguesía genovesa su inauguración data del primer día de enero del año 1851.
Se encuentra en la ciudad de Génova y se construyo gracias a que las familias más acomodadas de la época quisieron un cementerio para ellos a su gusto. Con tal proposito encargaron las esculturas que sobre sus cuerpos reposarían a los artistas más importantes del momento.
Lo curioso de este cementerio es eso, las esculturas que se encuentran en el mismo. Figuras que bordean en muchos casos lo macabro, el erotismo casi explícito, incluso el mal gusto.
La gran mayoría de las esculturas son neoclásicas y representan el realismo burgués del siglo XIX, otras el simbolismo y el art nouveau. Muchas ya se esconden entre la vegetación porque el cementerio sobrepasa los límites que en un principio se determinaron.
Entre las esculturas que se pueden ver se encuentran las de Santo Saccomano (1833-1914) sobre la idea la idea de Eros y Thanatos, que recrea con imagenes de mujeres desnudas jugando con rosarios o tumbadas sobre las tumbas mostrando sus pechos casi hasta llegar al éxtasis.
También hay esculturas de Giovanni Battista Villa o de Giovanni Benetti al que le gustaba el morbo y para ello hizo esculturas de los difuntos en su agonía, con evidentes signos de enfermedad en el rostro.
Una de las tumbas más famosas es la de Caterina Campodónica, la “nociolina”, una vendedora de nueces que trabajó toda la vida para poder comprar su propia estatua y que encargo a Lorenzo Orengo. Con ello consiguío al fin un lugar entre los adinerados.
Otro de los ejemplos de lo que el cementerio muestra es la escultura de un niño a quien la muerte está a punto de atrapar, representada por manos que salen de la tierra.
