Garrett Morgan y el Semáforo

El 23 de noviembre de 1923 Garrett Morgan patentó el semáforo, un rústico aparato manejado a mano que dirigía el tránsito en dos avenidas: las señales de “pare” y “siga” era rotada hacia la calle donde los vehículos debían parar, señal que debía ser levantada antes de cada cambio de orden. Para probar su invento Morgan llevó el semáforo a la esquina más congestionada de la ciudad, la intersección entre la Calle 9 y Euclid en Ohio (Estados Unidos) con éxito.

No pasó mucho tiempo para que este señalizador de pare y siga se hiciera popular. Un poco más de dos años después, General Electric le compró la patente a Morgan en 40000 dólares, viendo en él un gran negocio. La empresa desarrolló el semáforo convirtiéndolo en el sistema que todos conocemos, con las luces rojo de parar y verde de avanzar en forma eléctrica pero manejada manualmente, imitando las señalizaciones de los trenes. El éxito fue inmediato y se ordenó la masificación de éste.

Lo que siguió después ya es historia conocida. Se agregó una luz intermedia, el ámbar, como señal de precaución; y la tecnología volvió al semáforo un aparato automáticamente manejado y en sincronización con otros que se ubican en las calles aledañas.

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