“Comer a la francesa” es el equivalente a lo que hoy conocemos como “comer a la carta”, aunque con una diferencia: no había que elegir entre los platos propuestos, se comían todos.
En 1742, la publicación de “El nuevo cocinero real y burgués” recomendaba para la buena casa de restauración tener siete platos por servicio.
Así que los burgueses franceses del siglo XVIII que comían ” a la carta”, degustaban 21 platos en una comida normal: siete de primer plato, siete de segundo y también siete postres.