Rodrigo de Saavedra y Vinent, el Marqués que se Desarmó

Rodrigo de Saavedra y Vinent, II marqués de Villalobar (1864-1926), fue uno de los más importantes diplomáticos de su época con gran participación en Bruselas durante la Primera Guerra Mundial.

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El marqués, que había nacido con muchas deformidades físicas, aprovechaba sus constantes viajes a Bélgica para tratar de solucionar las mismas. Allí le construyeron un armazón metálico que se sujetaba a su cuerpo como si fuera su segunda piel y le sujetaba los brazos y piernas con un sistema de prótesis articuladas.

Esta situación le acarreaba muchos problemas, y ejemplo de ello fue lo que sucedió en Palacio el día que María Cristina de Habsburgo dio una fiesta de presentación en sociedad de sus hijas, las infantas María de las Mercedes y María Teresa.

Durante un vals de la fiesta, un ruido sobresalto a todos los presentes, que inmediatamente dejaron de bailar. En ese momento la reina pregunto a su camarera mayor:- ¿Por qué se ha interrumpido el baile? – Nada majestad -contestó la sirvienta-. Sólo que el marqués de Villalobar se ha desmontado sobre el parquet.

La respuesta  tal cual. El marqués, que pese a todo era un hombre muy presumido, se había “desmontado” dejando sobre la pista de baile su pierna y dentadura postizas, el peluquín que ocultaba su calvicie y las alzas de los botines con las que trataba de disimular su baja estatura.

Sin poder levantarse y viéndose rodeado de gente que se disponía a ayudarle dijo: “tranquilos todos, no me toquen, avisen por favor a mi criado que sabe cómo se monta todo otra vez”. Y es que su sirviente era el que se encargaba todos los día de fijarle la armadura y de quitársela antes de dormir.

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