
Durante la ley seca norteamericana, cuando se prohibió el consumo de alcohol, se pusieron a la venta unos envases de zumo de frutas con unas instrucciones para su buena utilización:
“ATENCION: el contenido de este paquete no debe ponerse en una vasija de barro, mezclado con levadura y ocho litros de agua, porque entonces se obtendría una bebida alcohólica cuya fabricación está prohibida.”