Si ahora es difícil conseguir soldados que formen un ejército dispuesto a luchar, en el siglo XVII era casi imposible. Tratar de “montar” un ejército en España era una ardua tarea.
En el año 1646 Felipe IV necesitaba disponer de soldados dispuestos a luchar y decidió, junto a los mandos de su diezmado ejército, hacer una redada que le permitiera acabar con el problema.
Lo curioso es que la redada, que se montó en Madrid, fue en burdeles y tabernas. Los soldados en busca y captura de voluntarios entraban en dichos lugares y tras obligar a los allí presentes a unirse a sus filas los encadenaban y los subían a carros para que no tomaran las de Villadiego.
Y para que querían a tanto “voluntario”, para luchar contra los catalanes en nombre del Rey.
