Historia y Curiosidades sobre la Isla de Pascua

Pascua es una pequeña isla de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados, del Océano Pacífico en la Polinesia, ubicada a 3.760 km de la costa de Chile, país al que pertenece desde 1888, y es famosa por las gigantescas efigies de piedra, conocidas también como moai.

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El descubrimiento:

Fue descubierta la tarde del Domingo de Pascua de 1.722 por el marino holandés Jacob Roggeveen. En 1.770 el español don Felipe G. Ahedo desembarcó en la isla y tomó posesión de ella en nombre del rey de España, llamándola: San Carlos.

Los primeros pobladores:

Existen varias teorías.

Según Robert Longdon, un inglés, afirma que los primeros en llegar fueron unos navegantes enviados por el faraón egipcio Ptolomeo III.

Una de las teorías que más predomina, es que Pascua fue poblada en el siglo V por polinesios procedentes de Asia. Que para descubrir la remota isla de Pascua tuvieron que navegar casi hasta la Antártida a fin de encontrar la corriente meridional y evitar la corriente de Humboldt que fluye hacia el oeste.

Otra teoría dice que para el siglo IV d.C. llegó una tribu al mando de un rey llamado Hotu-Matua, quienes tenían técnicas bastante desarrolladas para esculpir la piedra.

Los Moai:

Los moai son figuras de piedra de enormes dimensiones con forma humana cubiertas con algo que parece un sombrero cilíndrico. Las gigantescas cabezas sobresalen del árido suelo, tienen las orejas largas y grandes, y miran hacia el sol.

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En la isla existen diferentes grupos de estatuas:

Doscientas setenta y seis hacen guardia en las laderas del volcán.

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Trescientas están derribadas sobre los ahus que rodean los altos acantilados de la isla.

Otras están a lo largo de antiguos caminos.

80 quedaron sin terminar.

Algunas que estuvieron montadas sobre plataformas funerarias son bustos enormes, sin piernas y a veces alcanzan los 10 metros de altura y 7,6 metros de diámetro y pesan 20 toneladas, tienen un cilindro, un rojo copete de 1,8 x 2,4 m y se supone que estos “sombreros” fueron extraídos del cráter del volcán Rano Roi.

Se diferencian de las otras por tener los ojos abiertos y estar mirando a la tierra, de espaldas al mar.

Las estatuas que impresionan son las que están en las laderas del Rano Raraku. Sus narices se vuelven hacia arriba y sus delgados labios se proyectan hacia adelante en un gesto de burla y desdén.

Carecen de ojos y las proyecciones descendentes a los costados pueden representar orejas alargadas o una prenda para la cabeza. La más grande es de veintidós metros y la más pequeña de tres.

El significado de los moáis es aún incierto, y hay varias teorías en torno a estas estatuas. La más común de ellas es que las estatuas fueron talladas entre los siglos XII y XVII, como representaciones de antepasados difuntos, de manera que proyectaran su mana (poder sobrenatural) sobre sus descendientes.

Debían situarse sobre los ahus (plataformas ceremoniales) con sus rostros hacia el interior de la isla y tras encajarles unos ojos de coral o roca volcánica roja se convertían en el aringa ora (rostro vivo) de un ancestro.

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Otras curiosidades:

En los años 30 el astrólogo francés Dom Neroman afirmaba que la isla estuvo poblada por una civilización de origen hindú que estaba instruida en los secretos del Cosmos, conocía además un sistema capaz de crear en el planeta polos positivos para atraer ondas benéficas y polos negativos para hacer lo contrario.

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Henry Lavachery, sostenía que la isla tuvo una especie de escuela de estrellas, en donde enseñaban a los elegidos sobre los peligros y beneficios de los astros y sus visitantes.

Thor Heyerdahl,  en su expedición también descubrió una especie de observatorio solar en la cumbre del volcán Rano Raraku, donde se hallaron gran cantidad de estatuas.

En los sesenta William Mulloy afirmó que:

“La isla de Pascua es uno de los lugares más aislados del mundo, y sin embargo, con una población que nunca superó los cuatro mil habitantes, encontraremos contrastes de complejidad cultural, textos que no están relacionados con ningún material escrito exterior, una política capaz de planificar y coordinar las obras públicas, un sacerdocio organizado y un interés en fenómenos celestes como los equinoccios y los solsticios”.

Según Mulloy, la isla de Pascua estuvo habitada, hace milenios por seres no terrestres, quizás mucho antes de los “orejas largas”.

Todos los moáis fueron derribados de sus ahus (plataformas) en el siglo XVII. Desde 1956 unos pocos de ellos han sido restaurados.

Los moáis de la Isla de Pascua fueron candidatos para las Nuevas Siete Maravillas del Mundo y terminaron octavos en la votación.

En 1927 los habitantes de la isla le regalaron un Moái al presidente Carlos Ibáñez del Campo, el mandatario se deshizo de el ya que cuenta la leyenda que un asesor le comentó que traía mala suerte.