Actualmente la palabra Caco, se utiliza para definir a un ladrón que roba con destreza. El origen de la palabra proviene de la mitología griega.
En latín Cacus, era el hijo de Hefesto, un gigante mitad hombre y mitad sátiro que vomitaba torbellinos de llamas y humo. Todo lo que robaba lo escondía en una cueva del monte Aventino en el Lacio, en la entrada colgaban las cabezas de los humanos que devoraba.
La figura y hazañas de este dios se fueron simplificando en la tradición culta. En el Siglo de Oro se le tomaba casi como patrón de los ladrones: en La Gitanilla se llaman el hurto y sus triquiñuelas «la ciencia de Caco» y de él decía Covarrubias que «siendo ladrón famoso hacía grandes estragos de robos, muertes e incendios».
Por ello en la actualidad “caco” se ha convertido sencillamente en sinónimo de ‘ladrón’.