
La tierra donde se asienta la ciudad es muy rica en aguas, y aunque su río Manzanares no es un gran río, los subsuelos de la ciudad están recorridos por bastantes arroyos y afluentes que han quedado encajonados bajo el pavimento.
Paseo de la Castellana, Arroyo Leganitos, Caños del Peral… son ejemplos de ello.
Por ese motivo cuando llegaron los árabes encontraron un lugar que era conocido como “Matrice”, nombre ya anterior a los visigodos, que significaba “madre de las aguas”.
Los árabes añaden el sufijo “¡t” (lugar) a la palabra “mayra” (matriz), dando lugar a la palabra Mayrit o Magerit. Los cristianos continúan con esta denominación que acaba deviniendo en Madrid o Madriz.