
La primera ambulancia de la historia fue diseñada en 1792 por Dominique Jean Larrey, médico de Napoleón, con la intención de retirar a los soldados heridos sin aumentar su sufrimiento, como ocurría con las carretas usadas hasta entonces.
Diseñó unos carruajes con amortiguación a base de ballestas en los que viajaban eran, a la vez, atendidos por los cirujanos.