Nunca un comprimido fue tan poderoso; la Aspirina mide 1.2 cm de diámetro, 6 mm de grosor y pesa 0.650 gramos. Los argentinos son unos ‘aspirinómanos’.
La cuarta parte de las Aspirinas que se toman en el mundo se consumen en Argentina. Cada año un argentino toma más de 80 comprimidos blancos.
Según la revista norteamericana Newsweek el hombre actual no puede vivir sin, coche, televisor, bombilla, teléfono y, como no, la Aspirina.
72 años después de que Hoffmann descubriera la Aspirina, el ácido acetilsalicílico aterrizaba en la luna de la mano de Amstrong, Aldrin y Collins, y es que los ingenieros aeroespaciales sabían que viajar por el espacio y visitar otros planetas podría producir dolor de cabeza y la Aspirina estaba en el botiquín lunar.
Se han fabricado más de 350 billones de Aspirinas desde aquélla sustancia soluble de 1899. Si se colocan en fila los comprimidos que se consumen en España al año se cubriría con creces la distancia que hay entre Madrid y Nueva York, es decir, 7.200 km.
Cada día se consumen 216 millones de Aspirinas, lo que podría suponer cubrir una extensión como la de Mónaco. La Aspirina ha servido de inspiración, o al menos ha salido nombrada en grandes obras literarias como ‘Crónica de una muerte anunciada’, Gabriel García Márquez; Greguerías, Ramón Gómez de la serna; Camilo José Cela, Rosa Montero.
En 1936 la Real Academia de la Lengua española, que limpia, abrillanta y da esplendor, decidió introducir el término Aspirina como sustantivo en el Diccionario. Si las personas afectadas en el mundo por problemas vasculares consumieran Aspirina de forma regular podrían salvarse 100.000 vidas. En España, 2.000.
