El 2 de enero de 1412 la reina Catalina, regente durante la minoría de edad de Juan II, decretó en Valladolid el “Ordenamiento sobre encerramiento de los judíos e los moros”.
Según este Ordenamiento, menos respirar, se le prohibió casi todo a los miembros de esas dos comunidades: ser cambistas, arrendadores, almojarifes, procuradores, albéitares, herradores, carpinteros, pellejeros…
Se les prohibía el uso del tratamiento de Don y se les obligaba a usar capirotes y ropas determinadas, así como llevar sobre ellas señales bermejas, y tener la barba y el cabello crecidos.
No podían comprar o vender comestibles a cristianos, ni tener tiendas, ni boticas. Les estaba prohibido también tener servidores cristianos o beber con los cristianos, o coincidir en el baño con ellos, o visitarles cuando estaban enfermos, o acudir a sus bodas o entierros.
En fin casi todo.
