
Las calles de Carretas y de la Montera fueron las primeras que tuvieron las aceras que hoy conocemos, formando escalón sobre el empedrado, en Madrid.
El ensayo se llevo a cabo en 1834 y fue muy mal recibida por el vecindario. Y es que la obligación de colocar losas de piedra junto a las casas debía ser de los propietarios de las mismas, corriendo también con los gastos.
Con el paso del tiempo, en 1863, se ordenó a los dueños de las casa de Madrid construyesen en la calle tres pies de acera delante de sus fincas y en toda la longitud de la fachada.
Tenga o no que ver, Carretas y Montera fueron durante mucho tiempo sitio de prostitutas. Antes moraron en la calle Libreros y en tiempos de Felipe V trabajaron en la calle Huertas, de ahí que se dijera “En Huertas, más putas que puertas”.