Las Primeras Referencias sobre un Torero.

Aunque las corridas de toros son propias de la cultura hispanohablante,  el primer torero fue el griego Teseo.

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Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses.

Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre.

Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio.

Al saber esto Poseidón, la furia de Poseidón cayó sobre Minos y el toro “sedujo” a su mujer, Pasífae. Fruto de este amor contranatural nació el Minotauro.

El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, y conforme crecía se volvía más salvaje.

Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar.

Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado.

A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses y a su rey, Egeo.

Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas.

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La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta.

El tributo exigía a Atenas era el pago de 7 jóvenes y 7 doncellas (cada nueve años) que servían para satisfacer las necesidades del Minotauro.

El griego Teseo se presentó como voluntario con la promesa de Minos de que si lograba matar al Minotauro sería libre.

El rey jugaba con ventaja, aún en el supuesto, poco probable, de matar al toro, todavía quedaba poder salir del laberinto.

Cuando Teseo desembarcó en Creta, la hija de Minos, Ariadna, quedó prendada del héroe griego.

Conocedora de la dificultad de salir del laberinto el entregó un ovillo de hilo para poder encontrar la salida con la promesa de boda del griego.

Teseo se adentró en el laberinto y con sus manos logró matar al Minotauro, consiguió salir del laberinto y huyó de Creta con Ariadna.