
Los primeros intentos por detectar a los submarinos se realizaron con dos leones de mar. Antes de la introducción del “Asdic” (conocido como sonar), la única manera de detectar un submarino era a ojo. En 1917 la Armada Real inglesa intentó entrenar dos leones de mar en el arte de detectar submarinos.
Se llamaban Queenie y Billikins y en un comienzo reaccionaron bien ante los “sabrosos bocados de pescado” que se les ofrecía como incentivo. Desgraciadamente Billikins hizo fracasar el experimento pues constantemente prefería la compañía de los bañistas de Stokes Bay, una playa cercana a su campo de entrenamiento.