
El papa Inocencio IV, que en 1245 huyó con su séquito a Lyon donde convoco el XIII concilio ecuménico, en el que excomulgó al soberano Federico II, permaneció en la ciudad francesa siete años. Al abandonar la ciudad dijo:
-Hemos conseguido algo importante. Cuando llegamos aquí encontramos tres o cuatro burdeles; al marcharnos sólo queda uno. Pero es verdad que se extiende, sin interrupción, de parte a parte de la ciudad.