Curiosidades sobre las Comidas

El origen de los Picatostes:

En las guerras carlistas, un general apellidado “Picatostes” y sus hombres, permanecieron sitiados durante varias semanas sin alimento.

En semejante situación y disponiendo tan sólo de aceite y pan duro, el general ordenó a su cocinero que friera pequeños trozos de pan en el aceite para que, al menos, sus hombres, tomaran algo caliente.

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Pasticcio de testicoli di toro (potaje frío de testículos de toro) para Fernando El Católico :

Es bien conocido que el rey Fernando el Católico se casó, viudo de Isabel y ya mayor, con su sobrina Germana de Foix. Se empeñó es deslindar la corona aragonesa de los tudescos, que querían el trono. Claro que para que su plan tuviese éxito había que contar con la virilidad intacta del monarca, y es aquí donde el asunto fallaba.

Enteradas dos damas de la corte, se las ingeniaron para comunicarle a la reina una pócima milagrosa que a buen seguro mantendría bien altos los pendones de Aragón. Este antecedente de la viagra consistía en un “potaje frío” de testículos de toro que desde muy antiguo se utilizaba por los pagos ibéricos para apuntalar virilidades alicaídas.

Las damas aseguraron a Germana de Foix que “aluego se haría preñada”. Dicho y hecho. La reina puso manos en el asunto inmediatamente y le preparó la receta a su Augusto esposo.

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Nada más beberlo, en lugar de correr impaciente a levantarle las faldas a su augusta señora, el rey “dio directamente con sus huesos en el no menos gélido regazo de la parca”.

Sorprendentemente el “pasticcio de testicoli di toro” se convirtió por aquellas fechas en la creación cumbre de la cocina erótica romana. La receta fue obra de Bartolomeo Scappi, jefe de cocina de Su Santidad Pío V.

La receta consiste en:

Ingredientes: 2 criadillas de toro, 8 riñones de cordero, 100 gramos de jamón, 1 cebolla, 250 gramos de pasta de hojaldre, 1 vaso de vino de Masala, jugo de carne, orégano, tomillo, clavo, sal, pimienta blanca y nuez moscada.

Preparación: Se cuecen las criadillas se cortan en lonchas finas y se sazonan con sal, pimienta y nuez moscada. Con los riñones, el jugo de carne, el jamón, el orégano, el tomillo y tres clavos se prepara un picadillo. Se prepara el hojaldre y se van haciendo pastelillos alternando las capas de filete de criadilla con el picadillo. Antes de poner la tapa del hojaldre se vierte el vino de Masala y se lleva al horno hasta que dore.

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Comer a la carta:

“Comer a la francesa” es el equivalente a lo que hoy conocemos como “comer a la carta”, aunque con una diferencia: no había que elegir entre los platos propuestos, se comían todos.

En 1742, la publicación de “El nuevo cocinero real y burgués” recomendaba para la buena casa de restauración tener siete platos por servicio.

Así que los burgueses franceses del siglo XVIII que comían ” a la carta”, degustaban 21 platos en una comida normal: siete de primer plato, siete de segundo y también siete postres.

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El menú de Carlos III:

Carlos III tuvo siempre los mismos horarios y costumbres: cada mañana desayunaba chocolate, siempre en la misma taza. Además, los platos del almuerzo y de la cena eran idénticos: sopa, ternera asada, un huevo fresco, ensalada (con agua, azúcar y vinagre) y vino dulce de canarias.

En una ocasión se olvidaron del huevo y ya no comió nada en todo el día.

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Boulanger y el origen de la palabra “Restaurante”

En 1765, un mesonero apellidado Boulanger abrió en París una casa de comidas y a la puerta colgó el siguiente letrero: “Venid a mi casa, hombres de estómagos cansados, y yo os restauraré”.

La frase tuvo tal éxito que, desde entonces, todas las casas de comidas se llaman “restaurantes”.

Además debido a la fama de su repostería, Boulanger también es el “culpable” de que en Francia a las pastelerías se les llame “boulangeries”.

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