
Los consoladores o vibradores fueron el tercer electrodoméstico en electrificarse después de la nevera y el ventilador en el siglo XIX, mucho antes de todos los aparatos que ahora consideramos indispensables en nuestra vida diaria.
“Ahí se ven las prioridades: la cocina, la luz eléctrica y la masturbación”.
Hacia el año 1880, cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, el doctor Joseph Mortimer Granville patenta el primer vibrador electromecánico con forma fálica. A partir de ese momento se les dio un uso terapéutico, convirtiéndose en uno de los “servicios” más populares en balnearios de alto standing.