Errores Empresariales Históricos

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El no a los Beatles

El 13 de diciembre de 1961, Mike Smith (junto a Dick Rowe, ejecutivo de análisis de nuevos talentos de la oficina de Decca Records en Londres) viajó a Liverpool para ver a una nueva banda de rock&roll.

Creyó que tenían talento y los invitaron a una audición el día de Año nuevo de 1962. El grupo viajó a Londres y se pasó dos horas tocando 15 canciones diferentes en los estudios de Decca.

Luego se fueron a casa y esperaron una respuesta. Por semanas. Rowe rechazó al grupo con estas palabras: “Para no perder tiempo, Sr. Epstein, no nos gusta el sonido de sus muchachos.

Los grupos están acabados, especialmente los cuartetos con guitarras están muertos”.

El ‘no’ a ET

En 1981, Universal Studios llamó a los hermanos Mars y le pidió permiso para usar sus pastillas M&M’s en una nueva película.

Era (y es) una práctica común llegar a acuerdos con marcas para ganar algún dinero o promoción extra. Mars dijo ‘no’.

La película era ‘ET, el extraterrestre‘ y el producto que se utilizó al final, Reese’s Pieces de Hershey’s (las pastillas con las que Elliot atrae a ET a la casa) triplicó sus ventas apenas dos semanas después del estreno de la película.

“Ha sido una gran promoción para nosotros, que nos hubiera costado 15 o 20 millones de dólares”, la compañía dixit.

La venta de M*A*S*H

Nadie en la 20th Century Fox esperaba demasiado de la serie M*A*S*H cuando se lanzó allá por 1972. Se trataba simplemente de lanzar una serie light de la película de mismo nombre.

Tres años más tarde, la compañía pasaba por apuros y decidió que lo mejor sería vender los derechos de la serie a la TV local, con la condición de que comenzaran a explotarlos a partir de 1979.

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El trato le reportó a la Fox nada menos que un millón de dólares, lo que fue considerado un gran éxito.

Sin embargo, en 1979 la serie estaba en el punto de mayor popularidad, convirtiéndose por aquel entonces en una de las más vistas de toda la historia y generando a las TV locales un millón de dólares por cada capítulo emitido.

En total fueron 168 capítulos.

¿Para qué sirve un teléfono?

En 1876, Gardiner Greene Hubbard, un hombre de negocios de Bostón quiso venderle a William Orton, presidente de la Western Union Telegraph Company, la patente de un invento que había ayudado a financiar.

Su nombre era ‘teléfono’ y el precio, 100.000 dólares. La respuesta de Orton al propietario de la patente es para enmarcar:

“Sr. Bell, tras sopesar detenidamente su propuesta, que no deja de ser una interesante novedad, hemos llegado a la conclusión de no ofrece posibilidades de comercialización… ¿Qué uso puede darle esta compañía a un juguete eléctrico?”.

El resto lo conocemos todos.

La cerveza definitiva

En 1970, Schlitz era la segunda cerveza de EEUU. Había sido la primera hasta 1957, momento en que fue superada por Budweiser.

A Robert Uihlein Jr., jefe de la empresa por entonces se le ocurrió una idea genial para recuperar el liderato:

Producir cerveza más barata en menos tiempo, recortando el coste de los ingredientes y acelerando el proceso de producción.

Dicho y hecho, Uihlein cambió la malta de cebada por jarabe de maíz, que era más barato, y el tipo de estabilizador de espuma, para adaptarse a la nueva normativa que obligaba a reflejar el tipo de estabilizador en las etiquetas.

Logró reducir el tiempo de producción de 40 a 15 días. Éxito inmediato… y efímero.

La cerveza elaborada por Uihlein tenía la propiedad de irse deteriorando con el tiempo, creando una gelatina muy parecido al moco en el fondo.

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La ruina estaba al caer.

¡Mi creación es inmortal!

En 1912, Henry Ford, el magnate de la industria automovilística estadounidense, volvía de un viaje por Europa y al llegar a su factoría se encontró con una sorpresa: sus ingenieros habían construido una versión mejorada de su buque insignia, el Model T.

Tras unos segundos de inspección, Ford sacó las manos de los bolsillos y comenzó a destruir personalmente el vehículo, gritando a los cuatro vientos algo así como “el modelo T es mi creación personal y es lo que los americanos quieren, jamás morirán, nadie tiene derecho a modificar mi invento”.

Y, efectivamente, durante una década fue así, el modelo T no encontró competidor, manteniendo la primacía de Ford en el mercado.

Sin embargo, la competencia trabajaba duro en investigación y desarrollo, todo lo contrario que Ford, que básicamente se limitaba a cambiar el color de los modelos.

En 1925 Chevrolet daba el golpe, con un nuevo coche que inmediatamente atrajo la atención de los usuarios y redujo las ventas de Ford prácticamente a la mitad. Chevrolet se aupó al liderato.

Ford jamás recuperó esa posición.

Racanería digital

En 1979, el empresario del sector informático y político Ross Perot intuyó que Bill Gates estaba a punto de crear una gran empresa y decidió hacerle una oferta de compra, pero jamás hubo acuerdo.

Perto asegura que le ofreció a Gates entre 40 y 60 millones de dólares. Gates sólo recuerda haber escuchado entre 6 y 15 millones por lo que luego sería Microsoft.

Olfato periodístico

En 1972, el ‘Washington Post‘ le ofrecía al ‘Chronicle‘ de San Francisco la oportunidad de compartir una serie de artículos que dos reporteros llamados Bob Woodward y Carl Bernstein andaban publicando acerca de un affaire en el cuartel general de los demócratas en Washington, el hotel Watergate.

Carlos Thieriot, su propietario, dijo ‘no’: “Esa historia no despertará ningún interés en la Costa Oeste” sentenció, dejando vía libre a su rival, el ‘San Francisco Examiner‘, que se hizo los derechos por la impresionante suma de… 500 dólares.

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Compre hoy y pague mañana, si paga

A mediados de los setenta, los ejecutivos de la WT Grant, una de las mayores cadenas de tiendas de EEUU, concluyeron que la mejor forma de ganar clientes era ofrecer créditos.

Así que pusieron en marcha un ambicioso plan en el que la presión a los jefes y empleados era piedra angular.

Aquellos que no otorgaban suficientes créditos a los clientes eran sometidos a vejaciones públicas: a los empleados que no pasaban el corte se le lanzaban tartas a las caras, se les obligaba a arrastrar cacahuetes sobre el piso con sus narices o eran enviados al hotel en pañales.

Resultado: los empleados se volvieron la mar de obedientes y diligentes y comenzaron a dar créditos a diestro y siniestro, sin comprobar si los clientes ofrecían garantías o no. WT Grant concedió 800 millones de dólares en créditos hasta su ruina en 1977.

¿Negros y civilizados?

En 1984, el actor Bill Cosby le propuso a la ABC una serie protagonizada por una familia de raza negra y de clase media alta.

La respuesta: “Los espectadores jamás aceptarían una serie poco realista de negros profesionales, ricos e instruidos”.

¿Te acuerdas de ‘El show de Cosby‘? Se convirtió en la serie más seguida y más rentable de la TV. De la mano de la NBC.

A la competencia, ni agua

En una ocasión, IBM le solicitó a Bill Gates el desarrollo de un nuevo sistema operativo para una línea de ordenadores que estaba a punto de lanzar.

Gates trabajaba en aquel entonces para Digital Research, y convocó una reunión entre su jefe, Gary Kildall, e IBM. Finalmente, Kildall no pudo asistir, pero envió a su esposa.

Ésta entendió que lo que IBM pretendía era que su empresa le facilitara el código de sus propios sistemas operativos para integrarlos en el suyo, lo cual daría lugar a un importante competidor.

Rechazó el negocio. Poco tiempo después, y ya sin Digital Research, Bill Gates presentaba DOS, el programa que puso a Microsoft en el mapa.